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La nencessitat d´una política industrial

L'economia espanyola precisa d'una major presència de les seves empreses en mercats internacionals gràcies a la innovació. No obstant això, les empreses espanyoles que surten a l'exterior immediatament s'enfronten a competidors recolzats per polítiques industrials dels seus respectius països més o menys explícites. Urgeix per tant una Política Industrial que doni suport al teixit empresarial des de les administracions públiques. En aquest document es descriuen set idees, identificades pel Consell Territorial de AMETIC de Catalunya, al voltant de les quals articular una Política Industrial que doni suport a les empreses tecnològiques.

“La esencia del desarrollo económico es la transformación estructural, el crecimiento de nuevas industrias que sustituyen a las industrias tradicionales. Pero éste no es un proceso automático ni fácil. Por una parte, requiere seguir las tendencias del mercado, pero también precisa de apoyo de las Administraciones Públicas. Si la administración es demasiado intervencionista, ahoga la iniciativa privada. Si la administración se queda al margen del proceso, los mercados continuaran haciendo lo que saben hacer mejor, dejando en el país únicamente sus industrias especializadas en productos tradicionales de baja productividad“(1).

La anterior cita parece haber sido escrita a propósito del caso español. En concreto, el problema español consiste en cómo favorecer el crecimiento de nuevas industrias que sustituyan a las industrias tradicionales de baja productividad.

Es evidente que en la situación actual, con los niveles de deuda pública y privada acumulados en España, la iniciativa privada no será capaz de realizar por sí misma la transformación estructural que el país necesita. La pregunta que debemos plantearnos, por lo tanto, no es si es necesaria una Política Industrial que coordine actividades de agentes públicos y privados, sino cual y cómo articularla.

AMETIC (Asociación Multisectorial de Empresas de la Electrónica, Las Tecnologías de la Información y La Comunicación, de las Telecomunicaciones y de los Contenidos Digitales) lleva tiempo trabajando en este tema, habiendo elaborado diversos documentos al respecto. Además, el Consejo Territorial de AMETIC en Cataluña ha preparado un documento en el que se recogen siete ideas a partir de las cuales se podría articular una Política Industrial. Dichas ideas no son solo aplicables a empresas de electrónica, tecnologías de la Información, telecomunicaciones y contenidos digitales, sino a empresas tecnológicas en general. Estas siete ideas son:

1.La Compra Pública de Tecnología Innovadora (CPTI) tiene que llegar a ser uno de los instrumentos rutinariamente utilizados por las Administraciones Públicas para mejorar la competitividad del tejido empresarial.

La Directiva 2004/18/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 31 de marzo de 2004, abrió las puertas a que las Administraciones Pública (AAPP) en Europa usen su poder de compra para mejorar la competitividad de las empresas europeas. En la comunicación de la Comisión Europea Más Investigación e Innovación. Invertir en el crecimiento y el empleo: Un enfoque común (2) se recomiendan posibles acciones y buenas prácticas para estimular, mediante la compra pública, el desarrollo de productos y servicios intensivos en tecnología nueva. En España, la Ley 30/2007 de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público, abre las puertas al uso de los instrumentos necesarios para las adquisiciones de tecnología innovadora.

Sin embargo, todo este esfuerzo legislativo no ha dado todavía ningún fruto. Las AAPP siguen actuando como si la innovación no fuese de su incumbencia, como si la competitividad empresarial fuese un problema ajeno, como si el hecho de tener pocas empresas exportadoras con productos globalmente competitivos fuese un problema de los empresarios, que ellos solos deben resolver. Nada más lejos de la realidad. El papel de unas AAPP exigentes, que demandan productos y servicios innovadores al tejido empresarial que las rodea, puede llegar a ser uno de los factores decisivos para la competitividad empresarial. La ausencia de este papel por parte de las AAPP lleva igualmente a una situación en la que la desaparición de sectores de actividad tradicionales, no puede ser compensada por sectores emergentes, por la incapacidad del sector privado de competir en mercados globales.

2. La transferencia de conocimiento desde los centro públicos de investigación hacia el sector privado debe alinearse con las posibilidades empresariales de competir globalmente.

El nivel conseguido por los investigadores y centros de investigación españoles ha colocado a España en la novena posición en cuanto a producción científica mundial. Nunca la producción científica en España había alcanzado la cantidad y cualidad de los últimos años.

Sin embargo, la mayor parte de esta producción científica no encuentra salida en empresas que generen actividad económica a partir de la misma. Esta producción científica incluso favorece desinteresadamente el crecimiento de empresas multinacionales con escasa presencia en nuestro país.

Recientemente, un informe de la OCDE (4) destaca, por ejemplo, el potencial de Cataluña para poder llegar a ser una de las regiones mundiales líderes en innovación. Pero hoy no lo es: “Cataluña tienen un sistema de generación de conocimientos fuerte y mejorando continuamente…. Pero tiene un sistema de transferencia de tecnología ineficiente” reza el informe.

Por tanto, urge encontrar métodos rápidos y eficientes para dar salida el mercado a toda la producción científica que tenga aplicación práctica. Además, la transferencia de conocimiento debería realizarse, siempre que sea posible, con empresas ya existentes familiarizadas con las tecnologías y mercados potenciales de las mismas.

3. Financiación de la Actividad Empresarial

Puesto que este es un problema bien conocido y que ya está siendo tratado en diversos ámbitos, no será tratado aquí en más detalle. Tal vez destacar que, en estos momentos, se trata de financiar principalmente aquellas actividades orientadas a la creación de nuevos productos o servicios y a su comercialización en mercados internacionales. Sin olvidar la necesidad de mejorar el tratamiento fiscal de los gastos en I+D, el tratamiento fiscal de los gastos en innovación y la disponibilidad de recursos para crear empresas.

4. Supervisión del Mercado

La globalización del mercado ha tenido sin duda un efecto beneficioso en el comercio mundial. La libre circulación de productos, y la liberalización de prestación de servicios se traducen a menores precios y mayor oferta para los consumidores finales.

Pero la libre circulación de productos también permite la comercialización de algunos de ellos que no cumplen las normas vigentes actualmente en la Unión Europea. La certificación en origen por parte de fabricantes asiáticos de equipos que luego no cumplen las normas de seguridad eléctrica, o de compatibilidad electromagnética, puede ser fuentes de competencia desleal para los fabricantes locales.

La facultad de inspeccionar y en su caso, sancionar por incumplimiento de dichas normas está transferida a las Comunidades Autónomas sin que hasta ahora hayan tomado medidas al respecto. Por lo tanto, urge empezar a actuar para proteger los intereses de las empresas que si cumplen con las normas vigentes.

5. Respaldar Proyectos de Colaboración para el Desarrollo de Soluciones Integrales

Históricamente, las palabras “Política Industrial” se han asociado a la protección de determinados sectores de actividad, ya sean maduros o emergentes. Sin embargo, los estudios recientes sobre Política Industrial apuntan más al respaldo de determinadas actividades, no sectores específicos de actividad. (5)

Por tanto, en la medida en que el principal objetivo de la Política Industrial deber ser impulsar la generación de nuevos productos y servicios (innovación) que sean competitivos globalmente (internacionalización) el respaldo institucional debe ser más oportunístico. Sobre todo debe concentrarse allí donde un grupo de empresas, centro tecnológicos y centros de investigación cooperen para desarrollar una solución claramente exportable.

6. Vocaciones de Estudios Tecnológicos

La futura competitividad de Europa pasa por la formación de suficientes profesionales ETIC (Electrónica, Telecomunicación, Informática) para sustentar el crecimiento de las empresas tecnológicas. Desde la Comisión Europea se están realizando acciones para atacar este problema en todos los países de la Unión (7).

La demanda de estudios universitarios en el sector ETIC en las Universidades Públicas Catalanas, por ejemplo, cayó un 39 % entre los años 2001 y 2007. Si bien, los últimos años esta demanda se ha recuperado algo, se está todavía lejos de las cifras del curso 2000/01, en el que un elevado número de estudiantes elegían una carrera ETIC en primera preferencia.

Las causas de esta caída de demanda han sido estudiadas ampliamente (6) y, por lo tanto, debería ser fácil aplicar medidas correctoras.

Si bien ahora el mercado de trabajo no muestra tensiones por carencia de profesionales ETIC, si las ha mostrado en el pasado. A menos que se tomen medidas correctoras, dichas tensiones aparecerán otra vez en el futuro limitando la competitividad de las empresas tecnológicas.

7. Valoración de la Actividad Empresarial e Innovadora.

La base del crecimiento económico es la actividad empresarial. Sin embargo, desde algunos colectivos se sigue poniendo en duda el valor de la actividad emprendedora, el papel del empresario en la sociedad, los beneficios de la propiedad industrial e intelectual o incluso la propia existencia de empresas de base tecnológica.

Por tanto, es preciso reforzar la imagen del empresario, del emprendedor y de las personas que impulsan la innovación y la internacionalización desde las empresas. Se debe comunicar a la sociedad en general y a los jóvenes en concreto, los aspectos positivos de la actividad económica de las empresas y la importancia de la innovación y la internacionalización.

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Las anteriores ideas han sido priorizadas por el Consejo de AMETIC en Cataluña. Por tanto, expresan las inquietudes de empresarios de los sectores de la Electrónica, las Tecnologías de la Información, las Telecomunicaciones y los Contenidos Digitales. Sin embargo, las siete ideas expuestas anteriormente son fácilmente aplicables a cualquier sector de base tecnológica. Los problemas a resolver son los mismos, y los objetivos a conseguir también: mayor presencia en mercados internacionales gracias a la innovación.

Y no debemos olvidar que, en cualquier caso, las empresas españolas que salen al exterior inmediatamente se enfrentan a competidores respaldados por políticas industriales más o menos explícitas. Países tan dispares como Alemania, Finlandia, Israel o Korea tienen políticas activas de respaldo a la capacidad de innovación y de internacionalización de sus empresas. Pretender que en España cualquier sector de actividad privado pueda competir globalmente sin respaldo de las Administraciones Públicas es una quimera. Urge una Política Industrial clara y duradera.

(1) Extracto de la aportación de Dani Rodrik en Industrial Policy: Statements, www.economist.com/debate/days/viuw/541

(2) Mas Investigación e Innovación –Invertir en el crecimiento y el empleo: Un enfoque común, COM 2005, 488

(3) Public procurement for research and innovation development procurement practices favorable to R&D and Innovation, Informe Wilkinson, 2005

(4) OECD reviews for Regional Innovation: Catalonia, Spain

(5) Rodrik, T., Industry Policy for the Twenty-First Century, Howard University, 2004

(6) Informe Flash –La manca d’enginyers al Sector TIC. Everis ( Cátedra Everis de la UPC) 2009

(7) The e-Skills Manifiesto. Ade Mccormack, European Schoolnet, Brussels, June 2010

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