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CRISIS I DESEQUILIBRIOS

Publicado en El País, 03/11/2010

Tener fiebre no es una enfermedad, es un síntoma externo de que algo malo pasa en nuestro cuerpo. A veces es consecuencia de una agresión externa. Otras muchas es la manifestación de un desequilibrio interno. Combatir la fiebre es bueno y permite ir pasando, pero solamente combatiendo la enfermedad, es decir atacando el desequilibrio se produce la curación y desaparecen los síntomas. Las crisis económicas, las enfermedades de la economía, también tienen sus síntomas y sus desequilibrios. Y es fundamental saber detectar y distinguir unos de otros para poder combatirlos adecuadamente.

Tener fiebre no es una enfermedad, es un síntoma externo de que algo malo pasa en nuestro cuerpo. A veces es consecuencia de una agresión externa. Otras muchas es la manifestación de un desequilibrio interno. Combatir la fiebre es bueno y permite ir pasando, pero solamente combatiendo la enfermedad, es decir atacando el desequilibrio se produce la curación y desaparecen los síntomas. Las crisis económicas, las enfermedades de la economía, también tienen sus síntomas y sus desequilibrios. Y es fundamental saber detectar y distinguir unos de otros para poder combatirlos adecuadamente.

La crisis de la economía catalana y española tiene dos grandes síntomas: uno interior, el paro y otro exterior, el endeudamiento. Somos el país con mayor porcentaje de paro de la UE, y el país con el mayor endeudamiento per cápita del mundo. Hablo del país en su conjunto – empresas, familias, bancos, Administraciones - no del Gobierno, que es de los que tiene la Deuda pública más baja de la UE. Mientras estos dos síntomas (índice de paro, nivel de endeudamiento) no hayan vuelto a la normalidad, no se podrá hablar del final de la crisis. Por esto la crisis será aún larga, pues conseguir reducir ambos a la vez es complejo ya que se necesitan medidas contradictorias: hay que reanimar el consumo y al tiempo aumentar el ahorro.

Con gran retraso hemos ido identificando y aceptando algunos de estos desequilibrios que hay que corregir. Comento siete de los que me parecen más importantes.

1. Muchas familias, han gastado e invertido mucho más que lo que han ingresado, como consecuencia de una excesiva facilidad de endeudarse a un interés bajo, unos plazos largísimos y unas desgravaciones fiscales innecesarias. Esto ha contribuido, junto a la especulación, a hinchar el sector inmobiliario de forma imprudente.

2. Muchas empresas han invertido mucho más que los beneficios que han obtenido, en base a la financiación bancaria, utilizando exageradamente el recurso al apalancamiento para la compra de otras empresas y para otros proyectos. En algunos sectores ahora es imposible retornar los créditos recibidos.

3. Muchas instituciones financieras han concedido muchos más créditos que depósitos han captado, y se han endeudado con la banca exterior para disponer de liquidez. Han actuado con rigor insuficiente al valorar el riesgo de sus operaciones de activo, sobre todo las relacionadas con el sector inmobiliario.

4. En muchos sectores de la economía ha crecido más el nivel de rentas salariales que la productividad lo que, combinado con una inflación superior a la media de la UE, ha supuesto una continua pérdida de competitividad. Los sectores que permiten mayor productividad y mayor competitividad no han ganado peso en el PIB.

5. Los avances importantes en los servicios públicos (educación, sanidad, seguridad social, dependencia) han situado globalmente el nivel de nuestro Estado del bienestar a la altura de la media europea, mientras que la presión fiscal sigue muy por debajo de la existente en la UE (casi diez puntos).

6. Se ha desequilibrado el reparto de la renta. Durante la bonanza, la riqueza del país ha aumentado mucho pero este crecimiento global ha ido acompañado de un incremento de la desigualdad. En este período, la parte de las rentas del trabajo en el PIB ha bajado casi diez puntos y en su lugar se han incrementado las rentas del capital. Las modificaciones fiscales que han gravado mucho más las rentas del trabajo que las del capital, han empeorado aún más este desequilibrio.

7. Muchas Administraciones Públicas han utilizado ingresos extraordinarios puntuales (derivados del “boom” inmobiliario) para dar servicios que suponen un gasto recurrente, con lo que han desequilibrado los presupuestos futuros.

No son los únicos, pero todos ellos están en el origen de nuestra crisis actual. Las medidas de los primeros quince meses ayudaron a controlar los síntomas y evitar males mayores, pero ahora es necesario entender que precisamos algunas reformas, sin las que no saldremos de la enfermedad y no volveremos a una normalidad sostenible. Reforma laboral, reforma fiscal, reforma de la Seguridad Social, reforma financiera, por lo menos. Es imprescindible tomar conciencia de esta necesidad de ajuste y de que el ajuste se debe hacer soportando su carga entre todos, y no solamente por algunos sectores, precisamente los más débiles.

Joan Majó, El País 03/11/2010

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